La pérdida de un ser querido puede ser una de las experiencias más dolorosas que alguien tenga que enfrentar. Es natural sentir una amplia gama de emociones, como tristeza, ira, incredulidad y desesperanza. Durante el proceso de duelo, también puedes experimentar una serie de síntomas físicos y emocionales que pueden hacerte sentir abrumado.

Es posible, incluso, que sientas la presencia de tu ser querido en espacios que compartían juntos, y es normal también experimentar dolor físico o tener una disminución en la memoria y la atención. Asimismo, es común sentir desaliento, fatiga, irritabilidad y temores como el miedo a la soledad o la oscuridad, o temores relacionados con la persona que ha fallecido.

Sin embargo, es importante saber que estas reacciones y síntomas son normales en el proceso de duelo. Son la forma en que tu mente y cuerpo buscan adaptarse a la nueva realidad que enfrentas; con el tiempo, estos síntomas disminuirán y te permitirán aceptar poco a poco la pérdida.

Pero si sientes que estos persisten durante un tiempo prolongado o te incapacitan para llevar a cabo tus actividades cotidianas, es fundamental que busques ayuda. No tienes que enfrentar el duelo solo. Hay recursos y apoyo disponibles para ti.

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